jueves, 24 de enero de 2008

Espárragos silvestres crujientes

El espárrago es una planta alta y muy delgada, que produce yemas rectas y blancas cuya cabeza es comestible. Aparece a veces entre las zarzas o sobresale de los arbustos, o entre la vegetación de las veredas cuando vamos paseando en la zona de transición entre los cultivos y el bosque. Por supuesto son iguales que esos que encontramos ya empaquetados, pero mucho más delgados y, desde luego, más sabrosos. Conviene cortar la planta más larga de lo que vamos a utilizar.
Se va partiendo con las manos hasta que se encuentra resistencia, esa parte dura y correosa no se aprovecha. Al ser tan delgados y tiernos, solamente los escaldaremos y los dejaremos a escurrir sobre una servilleta de papel. Mientras haremos una pasta a base harina, azafrán (de ese tan abundante en la provincia de Soria, sobre todo en Valtueña y Chércoles, donde mantiene la tradición que fue plantado por sor María Jesús de Ágreda), una papelina de la *gaseosilla que hay en todos los hogares rurales y que se utiliza para hacer rosquillos en sartén, una cucharada de aceite y agua, hasta formar una pasta espesa, coma la llamada de gabardina que se hace para las gambas, que mantendremos tapada con una servilleta mientras escaldamos los espárragos.
Cogemos el espárrago ya escaldado y los doblamos por la mitad, lo pinchamos con un mondadientes, lo rebozamos bien en la pasta y lo freímos, con mondadientes y todo, en aceite muy caliente.

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