jueves, 24 de enero de 2008

El pollo a la olla

El pollo a la olla. No lo desdeñéis sin haberlo gustado antes, porque es muy bueno, y en Soria lo ponen muy bien. Decían los clientes del restaurante soriano que, cuando a las muchachas se les resistían las lecciones, la cocinera del establecimiento ponía pollo a la olla, porque es plato que aclara el entendimiento y hace más lista a la gente. Por si fuese verdad, convendría, señora, que, en el caso que observara en su hija decaimiento o fatiga mental, la atiborrase de pollo, cortado a pedazos, con sal y pimienta, y cuando comienza a dorarse se agrega una taza de vino seco.. No ande usted con roñoserías, ni se le ocurra utilizar un vino barato. Piense en las matrículas de honor que le va a llevar su hija a casa. Tenga preparados un tomate y una cabeza de ajo, quitándoles la piel a ambas cosas y las semillas al tomate. Se machacan en el mortero y, desleídos con caldo, se echan en la olla y se dejan cocer hasta que el guiso esté en su punto

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